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La aventura

Los primeros de la clase.

 

– Ahora digo 

– dijo a esta sazón Don Quijote– 

que el que lee mucho y anda mucho, 

ve mucho  y sabe mucho

 

La lectura se puede entender como un proceso de transmisión de información cuyo objetivo es la adquisición de conocimientos por parte del lector. Exige unas destrezas específicas de decodificación a cuyo aprendizaje se dedica gran parte de los primeros años de escuela. De su complejidad da idea el hecho de que en nuestras sociedades, donde la escolarización es obligatoria, un porcentaje apreciable de niños presenta dificultades en el aprendizaje lecto-escritor

 

A pesar del carácter exploratorio de la investigación aquí presentada, podemos constatar que sus resultados son bastante informativos. Así, se han encontrado indicios de la importancia de lo que podríamos denominar "conductas aproximativas" a la lectura, como los criterios para seleccionar los libros que se van a empezar a leer. Se trata de elecciones especialmente importantes en el caso de los lectores adultos, que deciden por sí mismos sus lecturas. Estas conductas quizá no han recibido la atención que merecen porque la gran mayoría de los trabajos sobre motivación lectora se dedican a sujetos en edad escolar, cuyo patrón de lecturas está sensiblemente determinado por las decisiones de los adultos. Con estos datos, se pone sobre la mesa la posibilidad de que dichas conductas aproximativas están afectadas por variables de tipo motivacional, que tendrían un papel mediador en la lectura, pero no exactamente (o no sólo) a partir del momento en que el sujeto abre el libro y comienza a leer, sino antes, a la hora de escoger entre una novela y un ensayo, por ejemplo.

   

 De cara a futuras investigaciones o encuestas, detectamos algunos aspectos a los que convendría prestar más atención. Entre ellos, la necesidad de incluir una muestra más equilibrada en la proporción de mujeres y hombres, para explorar posibles efectos asociados al género. También sería deseable utilizar medidas más precisas de los hábitos culturales.

 

En cualquier caso, debemos subrayar su interés práctico de esta encuesta a la hora de diseñar procedimientos para estimular a los jóvenes a la lectura, no sólo por la vía de lo que ésta puede representar de aumento del conocimiento (aspecto éste que no parece ser precisamente el más destacado para la población de la que estamos hablando), sino de posible herramienta para satisfacer algunos de sus motivos básicos. Cuestiones como el carácter hedónico de la lectura, manifestado en términos de la clara preferencia por la literatura de escape (vg. la novela de aventuras), serían ejemplos de variables que no pueden pasar desapercibidas en la investigación y fomento de los hábitos lectores de los niños de nuestro país.

 

Con este tipo de investigaciones se pueden encontrar los factores personales, sociales, familiares y escolares asociados con los mismos:

Esta población de 10 a 13 años lee libros en su tiempo libre más de una vez a la semana, por lo que se les puede considerar como lectores frecuentes y que leen algo más que los adultos y que la mayoría de estos chicos y chicas disminuye la frecuencia de lectura con la edad. Y no sólo leen libros, entre sus lecturas voluntarias también se encuentran los cómics y tebeos. Según sus propias percepciones, la mayoría lee todas las semanas (lectores frecuentes).

A una gran parte de los jóvenes le gusta leer. Concretamente, el 88,2 % de los encuestados dicen que les gusta leer bastante o mucho, mientras que apenas un 19% le gusta muy poco o nada.

Sin embargo, parece que no están satisfechos con el número de libros que leen, dado que a una gran parte de ellos le gustaría leer más. Los jóvenes, en su tiempo libre, leen, simple y llanamente, por placer. Ése es el principal motivo que le lleva a leer; otras opciones se quedan manifiestamente atrás.

En cualquier caso, la lectura no puede competir con otras aficiones. Posiblemente entre diez actividades que los chicos pueden realizar en su tiempo libre, leer ocupe las primeras posiciones en sus preferencias. Sin embargo parece claro que los jóvenes a partir de los 14 años optan por utilizar su tiempo libre en salir con amigos, escuchar música, ir a las discotecas o practicar un deporte, antes que leyendo.

 

Los jóvenes no sólo leen libros por placer, también lo hacen como parte de sus obligaciones escolares. La dedicación de tiempo a la lectura de periódicos y revistas es análoga a la de libros voluntarios, mientras que la de cómics y tebeos es muy inferior.

 

La falta de tiempo libre por causa de las obligaciones académicas parece influir negativamente en el tiempo que los jóvenes dedican a leer obras de su elección. Según sus propias percepciones, cuando más leen es en vacaciones y, en menor medida, durante los fines de semana, mientras que el tiempo dedicado a la lectura los días lectivos es menor. Efectivamente, los niños de 10 a 13 años “dice” leer bastante o mucho durante las vacaciones, pero sólo uno de cada cuatro hace la misma afirmación referida a los días de diario.

Esta tendencia a leer más durante los días libres es una pauta aplicable a la práctica totalidad de los muchachos, de tal forma que los que leen mucho o bastante a diario también leen mucho o bastante en vacaciones, y muchos de los que leen poco o nada a diario sí que lo hacen en tiempo de vacaciones. De esta manera, se pueden distinguir dos tipos de lectores: los que lo hacen siempre, en tiempo escolar o vacacional, y los que concentran la lectura en sus días libres, tanto en vacaciones como en fines de semana.

 

Los chicos españoles de ambos sexos prefieren las obras de terror, de aventuras, de misterio/espionaje y de humor. Aunque coinciden en ciertos temas, los gustos literarios de los chicos y de las chicas tienen aspectos diferenciales. Así, mientras que ellos prefieren los libros de aventuras y de humor, ellas optan por los románticos. Los estereotipos de género se verifican en parte en los gustos lectores: la poesía y las obras románticas suelen ser preferidas por las chicas y los libros de ciencia/tecnología y salud/deportes por los chicos.

Los jóvenes seleccionan libros, básicamente, porque les atrae el tema y no parecen verse influidos por el autor, la portada, ni por que esté de moda; por lo contrario, los chicos de 10 a 13 años sí parece hacer caso de las recomendaciones, bien sean de sus profesores, amistades o familias, sin grandes diferencias entre estas influencias.

 

Una vez leído el libro, para la mayoría es la trama el aspecto que más contribuye a su valoración final. Otros elementos también valorados son su fácil comprensión y los protagonistas. Por el contrario, parece importar menos el lenguaje y, sobre todo, la extensión del texto.

 

 

1 comentario

Ana Belén -

¿De dónde sacas estas conclusiones sobre los gustos de los adolescentes? ¿Has preguntado a tus alumnos/as? Creo que sería muy interesante