Blogia
La aventura

“Juan sin miedo”

“Juan sin miedo”

Leyendo la revista in-fan-cia nº 102, Marzo-Abril,  me llamó mucho la atención el artículo dedicado al tema del apego porque en primer lugar  hablaba del final del cuento de “Juan sin miedo”, que no conocía, y, por otra, por  las conclusiones que hacía. Quiero aprovechar esta ejemplificación para trabajar el tema del apego por la relación que guardan entre sí.

          (...) “Sí, decididamente ya sé lo que es el miedo”, pensó Juan mientras abrazaba tiernamente a Rosa. Y ese abrazo entre ambos aún perdura, porque sólo los que saben temer también tienen la valentía de amar.

 

Tratemos de entender qué le ocurre a Juan para que sienta el miedo, precisamente cuando se vincula con alguien, por quien siente Deseo, cuando, a lo largo del cuento, se encuentra con infinidad de situaciones que a Juan no le hacen sentir en ningún momento temor.

Entendemos por Apego a una relación especial que la criatura al nacer establece con un número reducido de personas. Dicha relación es especial en la medida en que es un “lazo afectivo” que se forma entre la criatura misma y cada una de las personas que de forma privilegiada, continuada y cotidiana le rodean. Pero veamos qué hay en él para que se convierta en algo más que lo concerniente al cuidado y, por lo tanto, que va más allá de satisfacer unas necesidades básicas y en qué medida puede tener relación, con el Deseo en etapas venideras del desarrollo.

 

Las diferencias individuales en el estilo de apego son atribuibles a diferencias sistemáticas en estos modelos subyacentes del sí mismo y de los otros, que tienen su origen en las experiencias tempranas de apego y se modifican en función de los acontecimientos relacionados posteriores. Los modelos son relativamente estables porque tienden a funcionar de manera automática y porque pueden perpetuarse a sí mismos. Cuando es más probable que cambien es en situaciones de transiciones vitales significativas, o a medida que el individuo logre dar nuevas interpretaciones a sus experiencias pasadas relacionadas con el apego a través de procesos tales como la educación o la terapia.

 

Hay evidencias significativas de que la clasificación del apego infantil está relacionada con el funcionamiento social y emocional en la primera y segunda infancia; habiendo un cuerpo creciente de investigaciones longitudinales que extienden la confirmación de su validez predictiva de la primera infancia a los primeros años escolares. Sin embargo, se han formulado algunas críticas a gran parte de las investigaciones realizadas en este campo (Lamb, 1987).

En primer lugar, las evidencias relacionadas con el vínculo entre el tipo de apego y el funcionamiento posterior son equívocas en algunas medidas de resultados (las medidas de la competencia y sociabilidad exploratoria arrojan fuertes resultados, mientras que las evidencias referentes al desarrollo cognitivo son más débiles). En segundo lugar, son también problemáticas las limitaciones en la discriminabilidad  de los dos tipos de apego inseguro. En tercer lugar, gran parte de las investigaciones han partido de la base de investigaciones vagas, que han establecido simplemente que los niños seguros muestran una mejor adaptación y ejecución al ser evaluados con múltiples medidas.

Por último, los problemas metodológicos generan a veces problemas de interpretación; por ejemplo, muchos estudios que sostienen que evalúan las implicaciones del apego en la ejecución no miden correctamente los dos constructos (apego y ejecución) en ambas ocasiones, al no tener en cuenta las inferencias sobre la dirección de sus efectos (Lamb, 1987)

Comentario personal: Considero que todas las lecturas que he realizado sobre las distintas aproximaciones sobre el tema del apego me han  aportado una visión bastante completa de los principales avances realizados desde la teoría del apego y, al mismo tiempo, supone una síntesis de autores psicoanalíticos, centrando su interés en aquellos conceptos que tienen una posible relación con las investigaciones realizadas por Bowlby y sus discípulos.

 

Mi opinión es valorar el apego de los adultos como una conducta análoga a la de los niños : búsqueda de proximidad, protesta de separación, base segura y refugio seguro.



 

0 comentarios