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La aventura

LOS NIÑOS SIEMPRE DICEN LA VERDAD

LOS NIÑOS SIEMPRE DICEN LA VERDAD

 

Me ha parecido muy interesante el debate que se está realizando en el foro acerca de cuándo enseñar a leer y a escribir, y la intervención de Gema en el foro tiene mucho que decir sobre la viñeta de Frato’07, pues está siendo en la escuela, como institución donde a ese grupo de niños que tardan en aprender a leer se les está motivando y ofreciendo los recursos necesarios. Dice Gema: “Yo trabajo en un centro, en el que adquirir esta destreza, les lleva a los chavales mucho tiempo. Por que el contexto en el que se desarrollan, no lo favorece en absoluto. Son niños con una carencia de vocabulario muy grande, con problemas articulatorios, niños que no han visto un libro en su vida... entonces no podemos exigirles que aprendan a leer con 5 ó 6 años, pero más tarde o más temprano lo conseguirán, como la gran mayoría. El niño crece en la medida en que se le valora y se le respeta.”

La viñeta que ilustra este comentario es muy significativa con las dificultades de esos niños a los cuales se refiere Gema, ellos son los que tienen más dificultades para acceder a la lectoescritura. Nuestra realidad más cotidiana se nos muestra con una estructuración simbólica, esto es, todo lo que vemos, sentimos, conocemos no es sino una interpretación de una simbología que nos viene ya conformada y establecida desde un entorno concreto y que, al decodificar, hacemos nuestra. Así, desde pequeños, la captación del mundo ha de ser irremediablemente a través de representaciones de la realidad. Leyendo a Emilio Sánchez reflexiono sobre la realidad que estos niños viven y que difiere sensiblemente de la del resto de niños que tienen un status sociocultural simplemente medio. Esta diferenciación se evidencia en muchos aspectos, pero en el tema que nos ocupa nos centraremos en tres que considero como condicionantes fundamentales ante el aprendizaje de la lectura en la escuela: 

- Los significantes y significados que conforman el entorno más próximo de estas personas se diferencian de manera muy clara de la del resto de los niños que gozan de un nivel social y cultural más elevado. 

- La segunda premisa versa en torno a la primera, así, apoyándonos en estudios de los teóricos críticos y examinando la realidad de nuestro sistema educativo, podemos afirmar que precisamente los significantes y significados con los que los alumnos van a tener que manejarse en la escuela pertenecen a otros entornos extraños y ajenos a los suyos propios. 

-  Anteriormente hemos visto como el proceso de simbolización requería de una intervención por parte de agentes externos, de forma que se vaya conformando la capacidad simbólica. 

Para que el niño pueda acceder al significado del texto éste ha de estar contextualizado, es decir,  ha de contener términos que ya posea en su léxico interno y, que debemos partir de sus conocimientos previos, no partir de textos estandarizados que no atienen a situaciones ni a personas concretas, para que realmente el aprendizaje sea verdaderamente significativo y con ello conseguir que el niño lea y además entienda lo que lee; por ello los educadores debemos conocer el contenido semántico y experiencial del contexto en el que se desarrolla, además de conocer como se produce el proceso lector, y,  programar y planificar el aprendizaje atendiendo al conjunto de necesidades y así conectar con los aprendizajes de la vida cotidiana. 

Según Vigotsky, el lenguaje se convierte en la herramienta más poderosa de que dispone la persona para enfrentarse e interaccionar con su entorno. Cuando nos referimos a “lenguaje” hemos de dejar claro que no solo nos estamos centrando en el oral, sino que hemos de entender éste en todas sus dimensiones: gestual, corporal, oral, etc... Así el niño aprende a dotar de significado a los significantes que a diario le vienen dados desde su entorno. 

El papel de los adultos en la adquisición del lenguaje por parte de los niños, Courtney B. Cazden (citada en Garton y Pratt, 1989) define tres modalidades de ayuda que los adultos suelen ofrecerles cuando los niños aprenden a hablar: la instrucción directa, los adultos actúan proporcionando formas convencionales del uso del lenguaje para que el niño las aprenda tal cual y las incorpore a su repertorio comunicativo; el uso de modelos, el adulto ofrece constantemente como ayuda su propio lenguaje como modelo, los niños lo tienen como referencia continua; el andamiaje, en la que los dultos se adaptan, de entrada, al nivel de competencia de los niños para que estos puedan participar en la conversación; para estos niños es la escuela la que debe encargarse de estos aspectos y para concluir quiero destacar que las tres modalidades de ayuda no son excluyentes, todas deberían estar presentes en las actividades de la escuela; desde mi punto de vista, los educadores debemos buscar oportunidades para mediar que se produzcan interacciones con los otros niños, haciéndoles alumnos más reflexivos y críticos”  

Para terminar me quedo con una frase: “El lenguaje tiene la finalidad de dar forma final al pensamiento; de prepararlo para la actividad intelectual, a la vez que indica la naturaleza social de la actividad intelectual del hombre, hecho que le distingue radicalmente del animal”. Luria (1980).

1 comentario

Ana Belén -

Muy interesante. Muy buena reflexión para que pudieran leerla las personas que se dedican a enseñar a leer y escribir y los padres y madres tan preocupados por si su hijo/a acaba Ed. Infantil leyendo :)